El polémico proyecto de hotel Kora Sevilla ha encendido las alarmas en el barrio de Nervión al ocupar el solar de lo que fue el colegio Santa Joaquina de Vedruna, conocido como Las Carmelitas. Con una inversión de 32 millones de euros y planes para levantar un edificio de nueve plantas con 136 habitaciones, piscina, espacios de restauración, cafetería, coworking y una terraza superior, vecinos y asociaciones reclaman explicaciones ante la falta de licencias municipales y el impacto en el tejido urbano.
Licencias pendientes y molestias ciudadanas
La compañía vasca Kategora Real Estate cuenta con los planos listos para iniciar la obra en la avenida de San Francisco Javier 49, pero aún no dispone de los permisos municipales. Este vacío legal ha disparado las dudas sobre el futuro del entorno, donde residentes de edificios colindantes denuncian que no se ha informado oficialmente de ningún estudio de impacto acústico ni de viabilidad. El temor crece ante la previsión de un hotel con gran piscina y terraza en la azotea, que puede alterar la convivencia y elevar el coste de vida en un barrio ya tensionado por la gentrificación.
32 millones que despiertan recelos en Nervión
La inversión multimillonaria es la punta de lanza del ambicioso plan de Kategora para consolidar la marca Kora en Andalucía, tras anunciar proyectos en Tenerife y Valencia para 2025. Sin embargo, en Nervión muchos lugareños se preguntan si el desembolso de 32 millones de euros favorecerá el interés general o solo rentabilizará un inmueble con 136 habitaciones de lujo. La zona se caracterizaba por contar con espacios de uso comunitario en el antiguo colegio, y ahora el barrio teme perder áreas verdes y equipamientos sociales ante un complejo hotelero con zonas de restauración, cafetería y zonas de coworking.
Transformación del colegio en nueve plantas
El solar de 1.600 metros cuadrados que albergaba el colegio Santa Joaquina de Vedruna se prepara para ceder paso a una torre de nueve plantas. La memoria de la intervención urbanística, firmada por profesionales de Kategora, explota al máximo la parcela: gran piscina interior o exterior, cafetería, espacios de coworking para uso flexible y una terraza en la parte superior que promete vistas panóramicas. Pese a que la firma defiende la sostenibilidad y el diseño innovador, vecinos critican que los nuevos servicios no reviertan en el barrio y que se anteponga el beneficio privado al derecho a un urbanismo equilibrado.
La decisión municipal de conceder licencias, clave para el inicio de las obras, debe evaluarse con rigor y transparencia. La ciudadanía demanda claridad antes de que el patrimonio escolar de Las Carmelitas desaparezca bajo una estructura de hormigón y cristal.