Vuelve a escena el Buffalo look: una estética dura, depurada y con halo cinematográfico. La corriente que unió la calle londinense con la moda de autor regresa al centro del debate, recordando que hay imágenes que no caducan. Su vigencia se entiende mejor a través de la mirada de Jamie Morgan, quien revisita su ADN de ayer y de hoy.
Concebido en el Londres de mediados de los 80 por el fotógrafo Jamie Morgan y el estilista Ray Petri, el Buffalo look tomó forma en editoriales para la revista The Face, donde el blanco y negro exquisito y el casting de la calle definieron un nuevo lenguaje visual. Por sus fotografías pasaron entonces una jovencísima Kate Moss, Naomi Campbell y Neneh Cherry, además de Nick Kamen, antes de su célebre anuncio de la lavandería de Levi’s en 1985. El resultado fue una estética de actitud contenida y clase cinematográfica, con ecos de retratos a lo Marlon Brando y del pulso de Henri Cartier-Bresson.
En un panorama donde los guiños históricos van y vienen —de los shorts setenteros popularizados por Harrison Ford a la resurrección britpop de los 90—, el Buffalo look se ha consolidado como canon. Su influencia se percibe en la fotografía de moda internacional y en la manera de entender el styling: autenticidad ante todo, una narrativa que privilegia la persona y el entorno real por encima del artificio, y una visión que cruzó fronteras desde Londres hacia el resto del mundo.
Información complementaria: más que una etiqueta, el Buffalo look funciona como método. Supone mezclar códigos utilitarios y de calle con una impecable economía de recursos —paleta sobria, luz precisa, actitud franca— y una apuesta por el casting diverso que anticipó debates contemporáneos sobre representación. En esa síntesis entre dureza y elegancia reside su poder de permanencia: una plantilla estética que sigue inspirando a fotógrafos, directores creativos y estilistas cuando buscan imágenes con verdad, estilo y memoria cultural.
Alejandro Ruiz Cortés es consultor estratégico de emprendimiento, inversor ángel escéptico y periodista especializado en innovación y startups. Nacido en Madrid en 1980, se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense, donde descubrió su pasión por los modelos de negocio disruptivos y la tecnología emergente.
Con más de 15 años de trayectoria, Alejandro ha alternado su labor en medios económicos de referencia con la asesoría directa a emprendedores. Como periodista, ha publicado análisis críticos en cabeceras como Emprende Hoy y Innovación Tech, siempre poniendo el foco en riesgos, fracasos y lecciones duras del ecosistema. En paralelo, ha invertido en más de una veintena de startups, advirtiendo desde el principio sobre las altas tasas de mortalidad empresarial y la volatilidad de la financiación.