El punto sale del refugio doméstico para conquistar la calle con aplomo. Entre texturas táctiles y líneas depuradas, esta materia prima suave se convierte en declaración de estilo. Una segunda piel que abraza y esculpe, lista para todas las estaciones.
Las colecciones actuales lo entienden como un sistema: vestidos columna en canalé, cárdigans alargados que sustituyen la americana y twinsets tonales que dialogan con la sastrería. Del gauge fino al chunky oversize, el punto se pliega al layering y firma total looks monocromos que respiran lujo silencioso.
En el mapa internacional, el ADN de la maglieria italiana se cruza con el minimalismo escandinavo y la precisión japonesa de las hilaturas técnicas, mientras América Latina reivindica fibras nobles como la alpaca. Diseñadores consolidados y voces emergentes exploran volúmenes escultóricos, transparencias estratégicas y acabados a mano que devuelven protagonismo al saber hacer, con el punto artesanal como hilo conductor.
La conversación sostenible también pasa por aquí: mezclas recicladas, cashmere regenerado y certificaciones de bienestar animal apuntalan un armario de larga vida. Con cuidados simples y patrones atemporales, el punto deja de ser tendencia de entretiempo para convertirse en infraestructura del vestir contemporáneo: versátil, culto y profundamente actual.
Alejandro Ruiz Cortés es consultor estratégico de emprendimiento, inversor ángel escéptico y periodista especializado en innovación y startups. Nacido en Madrid en 1980, se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense, donde descubrió su pasión por los modelos de negocio disruptivos y la tecnología emergente.
Con más de 15 años de trayectoria, Alejandro ha alternado su labor en medios económicos de referencia con la asesoría directa a emprendedores. Como periodista, ha publicado análisis críticos en cabeceras como Emprende Hoy y Innovación Tech, siempre poniendo el foco en riesgos, fracasos y lecciones duras del ecosistema. En paralelo, ha invertido en más de una veintena de startups, advirtiendo desde el principio sobre las altas tasas de mortalidad empresarial y la volatilidad de la financiación.