Robert Redford encarnó una elegancia sin estridencias que hizo del vestir masculino un arte de aparente sencillez. Su capacidad para mutar de registro —del vaquero polvoriento al intelectual urbano— convirtió cada prenda en un gesto de personalidad. Su partida, a los 89 años, deja a la moda un mapa de códigos que siguen marcando tendencia.
En el panteón de la elegancia masculina, su nombre se pronuncia junto a Paul Newman y Steve McQueen por la influencia sostenida y transversal. Robert Redford fijó un arquetipo contemporáneo: deportividad serena, prendas funcionales y un carisma que suaviza el clasicismo. Cazadoras de ante, denim vivido, jerséis de punto grueso y cuellos vueltos dialogaban en su armario con americanas sin rigidez y camisas abiertas, un equilibrio entre tradición “macho” y sutileza setentera que hoy define el masculino moderno.
Esa gramática estética —paleta de camel y crudos, texturas nobles, siluetas relajadas— resuena en el contexto internacional: de París a Milán y Nueva York, el quiet luxury y el workwear pulido consolidan el atractivo de lo atemporal frente al vaivén de las microtendencias. Gafas aviador, tweed ligero, botas de piel curtida y la omnipresente chaqueta safari siguen reinterpretándose como atajos a una masculinidad elegante y consciente. En ese espejo, Robert Redford permanece como guía: menos logomanía, más autenticidad; menos artificio, más vida en las prendas.
Alejandro Ruiz Cortés es consultor estratégico de emprendimiento, inversor ángel escéptico y periodista especializado en innovación y startups. Nacido en Madrid en 1980, se licenció en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Complutense, donde descubrió su pasión por los modelos de negocio disruptivos y la tecnología emergente.
Con más de 15 años de trayectoria, Alejandro ha alternado su labor en medios económicos de referencia con la asesoría directa a emprendedores. Como periodista, ha publicado análisis críticos en cabeceras como Emprende Hoy y Innovación Tech, siempre poniendo el foco en riesgos, fracasos y lecciones duras del ecosistema. En paralelo, ha invertido en más de una veintena de startups, advirtiendo desde el principio sobre las altas tasas de mortalidad empresarial y la volatilidad de la financiación.