Kirsten Sutherland, cooperante escocesa residente en Sevilla, ha sido galardonada con la Medalla de Oro 2025 de la Diputación de Sevilla por su compromiso en la lucha por la paz y su valioso trabajo en la acción humanitaria, especialmente en contextos como Palestina, donde lleva más de 25 años dedicada a la cooperación internacional[1][2][6][8].
### Trayectoria y compromiso
Desde los 14 años, Kirsten decidió ser cooperante y ha dedicado su vida a luchar contra la injusticia y a promover la paz. Su vinculación con Palestina no solo es profesional, sino también personal; al llegar por primera vez a ese territorio sintió una sensación de estar en casa y ha aprendido mucho de sus compañeros y compañeras palestinas. Ha vivido en primera persona las crisis más dolorosas del planeta y cada experiencia fortalece aún más su compromiso[1].
### La crisis en Gaza: una situación sin precedentes
Kirsten describe la crisis actual en Gaza como «sin precedentes» porque bombardean a una población cautiva, que no puede salir y depende totalmente de la ayuda externa, la cual es insuficiente y se reduce aún más con las recientes restricciones por parte de Israel. Destaca que las autoridades israelíes han limitado la entrada de ayuda humanitaria a solo nueve camiones recientes, cuando antes de la guerra entraban entre 300 y 600 diarios, lo que supone un riesgo real de hambruna forzada para la población[1].
La cooperante critica la narrativa de la supuesta apropiación de ayuda humanitaria por parte de Hamás como un distractor para ocultar la realidad. Según Sutherland, los actores humanitarios no han experimentado esa apropiación y el intento de Israel de crear un sistema paralelo de distribución controlada no cumple con los principios humanitarios básicos y es inviable en el contexto actual, además de poner en riesgo la vida de las personas que deben recorrer grandes distancias para recibir ayuda[1].
### El papel de las mujeres y la resiliencia local
Durante su estancia en Gaza, Kirsten conoció a mujeres que han asumido roles de liderazgo en sus comunidades, organizando comités informales para la gestión de necesidades básicas, distribución de kits, educación y sensibilización sanitaria. Estas mujeres, algunas que han sufrido pérdidas personales terribles, demuestran una resiliencia y fortaleza que inspiran esperanza. Las aspiraciones de las adolescentes palestinas que conoció son simples y humanas: vivir en paz, volver a sus hogares y recuperar su infancia[1].
### Impacto del trabajo humanitario y denuncia de la financiación insuficiente
Kirsten resalta la importancia de centrar las respuestas humanitarias en las personas afectadas, particularmente en las mujeres, y localizando el trabajo en las comunidades mismas para superar la imagen del cooperante como «salvador blanco». Pese a la solidaridad social mostrada, denuncia la crisis de financiación del sector humanitario, con recortes en la ayuda oficial para el desarrollo, que afectan directamente a la capacidad de respuesta en Palestina y otros lugares. En España, por ejemplo, tanto a nivel autonómico (como en Andalucía) como municipal hay recortes en cooperación internacional, incluso con connotaciones ideológicas que afectan a las organizaciones que trabajan en Palestina[1].
### Posición política y llamada a la acción
Sutherland valora positivamente la postura relativamente valiente de España frente al conflicto, especialmente comparada con otros países europeos, pero considera que España debe hacer mucho más a nivel político, incluida la suspensión de relaciones comerciales, especialmente en el ámbito de armas, con Israel para no ser cómplice del genocidio en Gaza. Critica que España no haya tomado acciones diplomáticas contundentes, como llamar al embajador israelí para exigir explicaciones sobre la situación humanitaria[1].
### Contraste con la respuesta internacional en Ucrania y otras crisis
La cooperante señala que la crisis humanitaria de Ucrania recibió una financiación histórica y una oleada de solidaridad global muy superior a la de Palestina, a pesar de que en términos objetivos, hay crisis aún más graves, como las de Sudán, que reciben menos atención y recursos. Explica que las diferencias se deben en parte a dinámicas políticas y a sesgos culturales y raciales que influyen en la respuesta internacional y de la ciudadanía[1].
### Víctimas y consecuencias indirectas
Aunque los datos oficiales contabilizan las muertes directas en bombardeos, Kirsten señala que la cifra real de víctimas, incluidas las muertes indirectas por falta de acceso a medicinas o alimentos, supera las 180.000 personas en Gaza, considerando tanto fallecidos por violencia directa como por causas humanitarias indirectas[1].
### Esperanza y futuro
A pesar de la situación devastadora, Kirsten mantiene la esperanza gracias a la solidaridad de las personas afectadas, la resiliencia mostrada por mujeres y comunidades, y espacios pacíficos compartidos entre palestinos e israelíes que evidencian que el conflicto es un problema político, no humano. Insta a la comunidad internacional, especialmente a Estados Unidos, a intervenir para poner fin a la guerra política, pues considera que no habrá solución militar[1].
### Reconocimiento a los cooperantes
Kirsten destaca que los verdaderos héroes son las personas en primera línea y las comunidades afectadas que arriesgan su vida por llevar adelante las respuestas humanitarias. Aunque ser cooperante es una vocación y profesión, a menudo la sociedad los ve de forma errónea, y la labor humanitaria no siempre recibe el reconocimiento ni la financiación justa que merece. En Andalucía y España, pese a ciertos recortes presupuestarios, la solidaridad ciudadana es alta, pero existe un desequilibrio con el apoyo institucional[1].
—
**En resumen**, Kirsten Sutherland es una voz experta y comprometida que alerta sobre la gravedad y especificidad de la crisis en Gaza, denuncia la insuficiente ayuda humanitaria y la falta de acción política contundente, y llama a España y la comunidad internacional a tomar medidas firmes para evitar la continuación de este genocidio, mientras refleja el valor humano de quienes resisten en el terreno y de los cooperantes que trabajan para aliviar tanto dolor[1][2][6][8].