Pomellato: tres musas reescriben la joyería

Pomellato vuelve a situar el poder de las historias en el centro de la joyería contemporánea. Con Jane Fonda, Philippine Leroy-Beaulieu y Benedetta Porcaroli, la maison milanesa convierte el oro en un idioma vivo que trasciende generaciones. Un manifiesto visual que celebra carácter, tiempo y estilo propio.

Según un reciente reportaje de la prensa internacional, la firma redefine la conversación en torno a las joyas a través de tres mujeres que encarnan carisma y autenticidad en distintas etapas de la vida. No es un gesto coyuntural, sino una declaración: la joya como extensión de la voz, como signo de identidad que acompaña cada capítulo personal.

En clave de temporada, el relato de Pomellato se ancla en el oro —cálido, táctil, luminoso— y en volúmenes escultóricos pensados para mezclarse y superponerse. Cadenas de eslabón contundente, superficies satinadas y formas suaves dialogan con la tendencia global de invertir en piezas esenciales y versátiles, capaces de cruzar armarios, edades y escenarios, del día a la noche.

La propuesta se alinea con el pulso internacional de la moda, que apuesta por narrativas multigeneracionales y por referentes culturales que trascienden el hype. En un momento en que la industria reivindica la longevidad del estilo, Pomellato subraya el valor del savoir-faire milanés y abre conversación sobre un lujo más consciente, donde la trazabilidad de materiales y la calidad artesanal pesan tanto como la imagen.

Fundada en 1967 en Milán, Pomellato es reconocida por su trabajo con oro y gemas de color, por los volúmenes sensuales de sus diseños y por un acabado que privilegia la comodidad y el brillo sutil. Sus piezas nacen en talleres propios con técnica orfebre italiana y una apuesta sostenida por materiales responsables. Integrada en el panorama global del lujo, la casa ha convertido la mezcla de modernidad y herencia en su sello, consolidándose como referente de joyería con personalidad y vocación atemporal.